Sí este espacio sirve para compartir un poco de las emociones que aún no terminan de drenarse entonces habrá valido la pena crearlo y darle fuerza, voz, vida.
Pequeña voz
Mi voz es pequeña pero poderosa, mi caja torácica retumba cuando concentro el aire en mi abdomen y pulmones, puedo sentir dentro de mi la transformación física del aire y de la traducción que hacen mis cuerdas vocales quienes actúan como instrumento. Esta fue la forma en la que aprendí a cantar, cantar desde adentro, desde el alma y nunca más literal, desde las entrañas. De esta forma no es lastimada la garganta y te permite comunicar fuerte y claro. ¿Pero cuando ya vas dos semanas protestando? Cuando tu voz es poderosa algunos la siguen, reconocen en ti el discurso que perfectamente sería canción. Su apoyo, poco y pequeño como mi torso, es la energía que me nutre y que sana las llagas de mis cuerdas vocales. He decidido regalarle mi voz a quienes no tienen voz, quizás así se les escuche y por fin se haga algo.
Piel curtida
En mi se han marcado la violencia del pasado, presente y futuro que llegará con cantos de victoria. Sí es necesario seguir rasgando esta dermis ennegrecida por el sol, resistiendo con cada fibra de estos músculos reducidos pero poderosos entonces se harán cada vez más grandes las cicatrices. Cicatrices que se muestran con orgullo, un resultado desagradable que evidencia de que carácter estamos construidos.
Saliendo de la selva
Dolor y solo dolor recorren mis venas. A través de mi piel curtida por el sol y los golpes me encuentro escribiendo, tratando de aliviar tanto desarraigo. Me asesinan cada vez que se reporta otro desaparecido y así mismo me asesinan cuando culpan a los muertos por salir a marchar. Nos matan doblemente y no contentos se reafirman, legitimando la masacre. El Estado es criminal y siempre lo ha sido, ahora muestra en las ciudades su verdadera cara, la cara que siempre se le mostró al campo y el bosque ahora es clara.
Grito ahogado
Sin ninguna advertencia lo miré y no pude retroceder, dándome cuenta del horror grabado y publicado presencie el grito desgarrador que salía de un alma que ha perdido toda esperanza. Ojos ahogados y garganta estrangulada de dolor ahora se ponen ante mi de forma tan explicita que en menos de dos segundos siento una energía que viaja a kilómetros de distancia y entra por mis pies. Sube rápidamente, aunque la haya sentido infinitamente lenta, se posa en mi pecho y lo amplia para tomar un sorbo inconsciente de aire. Me ahogo en dolor y grito en desesperación interrumpiendo la paz de mi familia, la paz que nos han robado. Al ver esa madre perdiendo toda fe que en el suelo ese cuerpo no fuera el de su hijo pude sentir un dolor que no conocía, la esperanza asesinada, el final ocurrido.
La violencia
Mucho se me ha hablado de violencia. Desde niño me contaron su historia, quienes y cómo sucedía y sobre todo los culpables. Me enseñaron a temerle al campo y los violentos que estaban allí. Me enseñaron de los indios ignorantes y de los revoltosos narcotraficantes que los protegían. Me enseñaron a señalar al ladrón, enjuiciarlo y cogerlo a golpes sí es necesario. También me explicaron bien la locura desatada por los estados alterados de consciencia producidos por las sustancia mientras me tomaba un pola fría. Me hablaron de los casos aislados, de desadaptados que accedían al cuerpo de una mujer sin ninguna pisca de arrepentimiento. Me hablaron de una paz que no llegaba y me contaron quienes eran los culpables. Me llene de tanta información que dije a la ligera "hay es que matarlos". Ahora entiendo que no entendí nada, que no conocí las facetas y las realidades de quienes estaban viviendo esta violencia, no escuché, no viví, no sentí el grito de auxilio de todas las comunidades que no aguantaban otra violación más. Solo aprendí de la violencia cuando la viví y se enmarcó en mi alma, solo ahí conecte con el resto de mis hermanos.
Comentarios
Publicar un comentario